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Arquitectos: Paredes Pedrosa
- Área: 316 m²
- Año: 2015
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Fotografías:Luis Asín , Paredes Pedrosa
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Dos viviendas para dos hermanos en las murallas de Oropesa siglo XVII.
Situada a los pies de la Sierra de Gredos, Oropesa tiene de una extensa vista que abarca desde picos nevados a campos de olivar. Es conocida por su castillo, construido en 1402 como residencia de una familia de nobles de Toledo, que acometieron la construcción de una conexión aérea inconclusa entre el castillo y la Iglesia de Nuestra señora de la Asunción, apoyada sobre arcos y muros que atraviesan la ciudad, en los que se incrustan las viviendas.
Inicialmente, existían tres pequeñas viviendas muy divididas entre varias dependencias en ruinas, compartiendo dos patios detrás de una fachada, que se mantuvo inalterada en el tiempo, atravesada por amplios arcos de ladrillo. El interior de las viviendas carecía de ventanas suficientes para la ventilación e iluminación y desde la premisa de mantener las fachadas, el proyecto abre un patio – grieta en su interior, largo y estrecho, que ordena a ambos lados las dos viviendas desiguales para dos hermanos.
El patio longitudinal incorpora en su extremo una nueva vista de la torre de la iglesia del S.XVI, como telón de fondo y sirve de elemento de ordenación, dando luz natural a la intervención. Ambas viviendas se abren al patio central que mantiene asimismo los viejos muros de aparejo toledano y una de ellas a un pequeño patio privado.
Los muros del patio, muy dañados en su base, se complementan con un zócalo sobrepuesto de ladrillo visto, material que pavimenta asimismo el patio como único material. Los muros restaurados se pintan de color claro en continuidad con el color arena del ladrillo para llevar la luz natural a las viviendas y preservar la textura natural de los materiales, integrándose con las texturas del entorno. En el interior de las viviendas se mantienen también los muros de aparejo livianas escaleras construidas con chapa de acero.
Las cubiertas se desmontaron y rehicieron un metro más altas reusando las tejas, para ganar altura interior, manteniendo la estructura existente de madera a dos aguas que queda vista al interior. Las dos naves quedan engarzadas entre sí con los dos poderosos muros de arcos de ladrillo protegidos patrimonialmente. Una ventana existente en la fachada principal se abrió al nuevo patio, donde se mantuvo el antiguo pozo de agua, permitiendo una vista inédita de la Iglesia.